El reconocimiento a través de incentivos es un factor muy importante para alcanzar los objetivos marcados por una empresa. El incentivo económico puede ser el primero en el que se piense, sin embargo, los viajes de esta índole son también una gran estimulación para que equipos de venta, socios y clientes queden gratamente sorprendidos.
El dinero es importante y un incentivo económico siempre será bien recibido. No obstante, un viaje de incentivos va más allá. Éstos tienen un carácter simbólico, están fuera de toda expectativa y pueden ser una sorpresa muy agradable. Salir de la rutina es también un factor resultante de este tipo de incentivos. Pero ¿cómo organizar un viaje de incentivos de éxito?
Personalización
Las motivaciones de cada persona, departamento y/o empresa pueden ser diferentes. Lo que vale en un contexto y unas circunstancias concretas, pueden no hacerlo en otras. Es necesario segmentar y personalizar para dar con la motivación de cada uno, para de esta manera alinearse con las expectativas puntuales de las personas a las que estuviese dirigido el incentivo.
En el mundo de las ventas ya no es importante lanzar un argumento tras otro sin importar a quién, si no entender las necesidades basándose en la observación y la escucha activa. Ahora se demanda novedad y diferenciación para sorprender. Analizar los distintos perfiles puede ser un elemento clave a la hora de diseñar el viaje para que, quienes participen, disfruten de una experiencia única y personaliza.
Atender a la duración
En cualquier ámbito de la vida las expectativas pueden ser un arma de doble filo, y los viajes de incentivos no son menos. En este caso, no alcanzar las expectativas puede arruinar la inversión hecha y sobre todo provocar la frustración de los participantes, logrando de esa manera lo contario al objetivo principal.
La excepcionalidad es una de las claves para lograr superar las expectativas, y parece que en este sentido ésta se asocia mayoritariamente con un viaje de entre 5 a 7 días.
Pocas horas de viaje
Como ya se ha dicho, la predilección es por estancias largas. Sin embargo, en cuanto a tiempos de viaje entre punto y punto se opta por duraciones no superiores a las cuatro horas de vuelo. Las preferencias también apuntan a evitar tediosos traslados entre una actividad y otra, largos desplazamientos por tierra, cambios de hoteles y vuelos locales.
Viajar con un acompañante
El poder vivir y compartir una experiencia con una persona afín llevaría el viaje de incentivos a una nueva dimensión. Poder elegir con quien viajar es un plus y un factor emocional e incentivo muy importante. Vivir experiencias con personas valoradas por uno mismo segrega dopamina y adrenalina, lo que otorga mayor valor a dicha experiencia.
Fluidez
Para redondear un viaje de incentivos perfecto es importante tener en cuenta la fluidez, de conseguirla, la experiencia desprenderá una percepción de exclusividad. El organizador debe lograr que no se note la logística del viaje, que no haya momentos muertos y que toda fluya sin forzar.