El cambio climático es un fenómeno que cada vez va a más, estando sus consecuencias muy patentes en la actualidad. Las estaciones del año ya no ofrecen la seguridad de antaño, lo que provoca la necesidad de tener un plan de riesgos meteorológicos a la hora de organizar un evento al aire libre.
Actualmente, el cambio climático arroja dos retos para el sector: organizar eventos que no contaminen y la gestión del riesgo meteorológico durante el mismo. Centrándose en el segundo, las consecuencias de las inclemencias meteorológicas pueden ser diversas y graves, como la suspensión del evento o la seguridad de los asistentes. Por ello, es un tema al que hay que prestarle especial atención.
La lluvia, el viento o el calor sofocante entre otros, son inclemencias que hoy en día pueden aparecer en cualquier momento del año y hacerlo de manera imprevista. Ante la aparición de estos elementos, cada vez más extremos, las estructuras (sobre todo las temporales) o la propia salud de los asistentes se pueden ver comprometidas. Y los problemas no sólo pueden surgir durante el tiempo del evento, sino que los propios desplazamientos al mismo también pueden verse altamente afectados.
¿Cómo gestionarlo?
Dada la imprevisibilidad de la meteorología y que no siempre se puede anticipar, la creación de un protocolo de seguridad pasa a ser imprescindible. En primer lugar, es importante crear un protocolo de seguridad específico y adaptado a los distintos tipos de instalaciones (fijas, desmontables, carpas, escenarios, etc.).
La comunicación es también un elemento clave. Es muy importante estar constantemente informado de la climatología (alertas meteorológicas) para evitar ser sorprendidos. La información debe fluir entre los responsables de la organización del evento para que, en caso de necesidad, todo el mundo sepa qué hacer. Los tiempos pueden ser fundamentales, por lo que siempre será mejor aplicar protocolos ya dispuestos que ponerse a pensar en ese momento sobre lo que hacer o no.
En definitiva, tener la mayor información posible, estar preparado, saber lo que hacer y comunicar con el tiempo suficiente cualquier tipo de inconveniente, son principios clave que aplicar en cualquier evento. El riesgo cero no existe, pero todo problema que se pueda prevenir y evitar será un valor de marca que el asistente a buen seguro agradecerá.