Lograr retener la atención de los asistentes cada día es más complicado. Una de las razones es el consumo de contenido corto que las aplicaciones ofrecen, y que afecta directamente al nivel de concentración y que nos lleva a cansarnos más fácilmente. Otra de las razones, y muy importante, es el móvil. Un elemento que compite directamente con el objetivo inicial de mantener la atención. ¿Qué soluciones pueden funcionar?
Si bien es cierto que un orador famoso, con don de gentes y que haga una exposición de un tema apasionante puede retener al público durante el tiempo que se proponga, lo cierto es que lo normal es no contar con ese perfil. Es por ello, que lo más interesante es realizar sesiones cortas. No hay un tiempo predefinido de lo que una persona puede estar atenta, pero hoy en día ese tiempo es corto y cada vez menor. Es importante pensar y trabajar las sesiones para definir bien el mensaje que se desea transmitir de una forma concisa, obviando todo lo que no es necesario y no aporta valor.El storytelling es otro factor a tener en cuenta para captar la atención. El hecho de seguir la historia del orador, de un empleado o de un cliente con su principio, nudo y desenlace obtiene más atención que cualquier mensaje racional. Hay que decir que el storytelling no es fácil de lograr, requiere trabajo, imaginación, saber construir y desarrollar cierto “drama”. También es importante romper con la linealidad e introducir cambios o estímulos, ya que estos producen reacciones. Una idea es dividir el mensaje en momentos cortos: una intro hablada, luego una pequeña entrevista, un vídeo, hacer que otras personas compartan sus ideas, etc. Un buen estímulo es el silencio. Una pausa en la presentación llamará la atención de los presentes, y a buen seguro escucharán atentamente las siguientes palabras.
Un mensaje ordenado
Una de las peores impresiones que el asistente a un evento puede tener es el creer estar en medio de una presentación caótica en la que ni el orador sabe a dónde se dirige o el mensaje que quiere transmitir. La clave es que el mensaje y las conclusiones sean claras, concisas y entendibles por todos. Continuando con las claves del mensaje, es importante que estos sean digeridos. Para ello, hay que incluir momentos donde los asistentes se paren a pensar y reflexionar sobre lo hablado hasta el momento.
Por último, el entorno y la forma de utilizarlo es son elementos diferenciadores. Un auditorio grande o un público en la oscuridad harán que los asistentes desconecten más fácilmente del ponente. Siempre que sea posible, es más recomendable trabajar en formatos pequeños, donde el ponente pueda estar entre la gente, les pregunte, incluso combine su papel de ponente con el de coach y facilitador de reflexión colectiva.