La moderación de eventos es un arte subestimado dentro del sector. A menudo se lleva a cabo sin presupuesto, y delegando en “alguien acostumbrado a hablar en público” pero sin una preparación mínima. El asunto es que un buen moderador puede ser crucial para mantener un ritmo adecuado, fomentar la interactividad, controlar el tiempo y mantener la energía en la sala. Cada evento es único en volumen, tono, forma y objetivo, lo que significa que la moderación debe adaptarse a cada uno.
Haciendo hincapié en la idea de que no todos los eventos son iguales y no todas las personalidades de los moderadores son adecuadas para cada evento, es muy importante elegir el perfil adecuado. Algunos son expertos en captar la atención, mientras que otros se especializan en debates controvertidos. Es esencial conocer las características del evento para seleccionar al moderador adecuado.
Una vez sabido el tipo de moderador necesario, se debe de tomar en cuenta las responsabilidades que deberán ser cubiertas, tales como: gestión del contenido; prevención de conflictos; fomento de la participación; o gestión del tiempo. A continuación, y teniendo en cuenta los puntos anteriores, se le designará las tareas a realizar durante el evento como: reunir a los participantes y proporcionar orientaciones; introducir a los presentadores; moderar las discusiones plenarias; orientar procedimientos para la traducción simultánea; sugerir temas para conclusiones; controlar el tiempo; fomentar un ambiente de apertura y participación; o intervenir para mantener el enfoque.
Claves del éxito
El moderador debe, en primer lugar, equilibrar el espacio entre la audiencia y los ponentes, controlando el tiempo y la estructura del evento sin perder de vista el objetivo. Y en segundo lugar, éste debe crear conexiones humanas fuertes para que los asistentes se sientan parte de algo, generando comunidad y momentos que unan a los participantes. La paciencia, la inclusividad y el compromiso son tres elementos clave en el proceso de moderación.
La importancia de una buena introducción
Una buena introducción fortalece la conexión entre el público y el escenario, asegura la narrativa general y establece el tono para el resto del evento. Debe:
- Excitar a los participantes, despertando interés en lo que está por venir.
- Energizar la atmósfera, asegurando que el público esté receptivo.
- Unir la brecha entre el escenario y el público, fomentando una tribu.
En conclusión, para mejorar la moderación de un evento se debe evitar escribir completamente la introducción; además de tomar nota de los puntos clave para sonar más natural. Sin embargo, la improvisación sin preparación es peligrosa. Hay que trabajar previamente con el moderador para asegurar una ejecución exitosa. Éste debe centrarse en el público y los oradores, no en sí mismo, manteniendo un lenguaje inclusivo y una postura neutral. Y lo más importante: cada evento es único, por lo que la moderación debe adaptarse a la audiencia específica.